vv.1 • • • 5 • • • • 10 • • • • 15 • • • • 20 • • • • 25 • • • • 30 • •
Hch 26:1 Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:
Hch 26:2 Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos.
Hch 26:3 Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.
Hch 26:4 Mi manera de vivir, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos;
Hch 26:5 puesto que ellos han sabido de mí desde el principio, si quieren testificarlo, que conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví como fariseo.
Hch 26:6 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio;
Hch 26:7 promesa que nuestras doce tribus esperan alcanzar, sirviendo fervientemente de noche y de día. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos.
Hch 26:8 ¿Por qué tenéis entre vosotros por increíble que Dios resucite a los muertos?
Hch 26:9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;
Hch 26:10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido autoridad de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.
Hch 26:11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, procuraba obligarles a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguía hasta en las ciudades extranjeras.
Hch 26:12 Ocupado en esto, iba yo a Damasco con autoridad y en comisión de los principales sacerdotes,
Hch 26:13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual brilló alrededor de mí y de los que iban conmigo.
Hch 26:14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me decía en dialecto hebreo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra los aguijones.
Hch 26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Hch 26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto de Mí, y de aquellas en que me apareceré a ti,
Hch 26:17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío,
Hch 26:18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la autoridad de Satanás a Dios; para que reciban perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados por la fe que es en Mí.
Hch 26:19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial,
Hch 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y en Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
Hch 26:21 Por causa de esto ciertos judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme.
Hch 26:22 Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, me he mantenido firme hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:
Hch 26:23 Que el Cristo había de padecer, y que siendo el primero en resucitar de entre los muertos, había de anunciar luz al pueblo y a los gentiles.
Hch 26:24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco.
Hch 26:25 Mas Pablo dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura.
Hch 26:26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda libertad; porque estoy persuadido de que nada de esto ignora, pues no se ha hecho esto en un rincón.
Hch 26:27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees.
Hch 26:28 Entonces Agripa respondió a Pablo: ¿Con tan poca cosa me persuades a ser cristiano?
Hch 26:29 Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!
Hch 26:30 Entonces se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos;
Hch 26:31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna de muerte ni de prisión ha hecho este hombre.
Hch 26:32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.
© 2022 Living Stream Ministry
Todos los derechos reservados